A finales de 1912, el especialista en libros antigüos Wilfred M. Voynich viajó desde Nueva York hasta Europa, para adquirir libros. Uno de ellos fué el Manuscrito Voynich, que lo rescató en Italia.
Algunos de los que lo han estudiado, creen que anticipa muchos de los descubrimientos de la ciencia moderna. Las ilustraciones que contienen muestran curiosos arabescos y tubos que parecen intestinos, figuras femeninas desnudas, estrellas y constelaciones, además de cientos de plantas de aspecto extraño. El pergamino, la caligrafía y la historia del mismo manuscrito, indican que es de origen medieval, y la abundancia de especies vegetales sugiere que puede tratarse de un herbolario.
Aunque, desde que el Sr. Voynich lo adquirió, los expertos han utilizado todos los métodos de criptografía conocidos para intentar revelar su contenido y grafía, sin éxito.

